La expansión del uso de los vehículos eléctricos y, en concreto, el fomento de la utilización de los coches eléctricos, ya sean en propiedad, financiados o de uso compartido a través de plataformas de ‘car sharing’ es la apuesta de la administración de cara a la descarbonización del aviejado parque móvil nacional que ronda los 13 años de media.

Dentro de los diferentes costes que supone la compra de un coche nuevo, independientemente de la naturaleza del mismo, todos los automóviles deben contar con un seguro obligatorio y las compañías encargadas de la cobertura de los mismos mediante las pólizas han visto cómo los últimos años la repercusión de los siniestros sufridos por coches con motores tradicionales o electrificados acarrean diferentes gastos en cuanto a su reparación o sustitución.

Así, tras el análisis de las reparaciones o compensaciones, la actualización y diferenciación entre las mecánicas que requieren combustibles fósiles de manera exclusiva o principal hacen que las que recurren en exclusiva a la energía eléctrica conlleven la expedición de seguros más caros para las pólizas de los coches eléctricos.

Los motivos que alegan las compañías aseguradoras son diversos y se fundamentan en un repositorio de alegatos.

Coches eléctricos, ideales para ciudad, imanes accidentales

Que el seguro de un coche eléctrico sea más caro que el de la versión equivalente con motor diésel o gasolina se ampara en que, debido a la tecnología que utilizan y a las ventajas, por ejemplo, de la etiqueta CERO que lucen, el uso de los vehículos de cero emisiones sea prioritariamente por la ciudad.

El tráfico urbano concentra mayor probabilidad y estadística en cuanto a siniestralidad lo que hace que los coches eléctricos sufran cuotas anuales más costosas que sus alternativas tradicionales.

Las reparaciones de los coches eléctricos son más costosas

A pesar de que el gasto en mantenimiento de un coche eléctrico es menor que en uno de combustible, la reparación de los vehículos siniestrados son más caros. Al igual que el coste de adquisición aumenta en un coche eléctrico respecto de uno que no lo es, la sustitución o reparación de los daños hace que los seguros de los automóviles eléctricos tengan costes superiores.

Sin ir más lejos, el elemento de mayor coste es la batería, un accidente donde el acumulador quedara dañado o inservible obligaría al desembolso de prácticamente una cantidad próxima al 40-50 por ciento del valor inicial del propio coche.

Cortocircuitos en los coches eléctricos, algo improbable pero no imposible

Al igual que los automóviles que recurren a la quema o combustión de carburantes fósiles implica siempre un riesgo de deflagración existe. Algo parecido sucede en los vehículos electrificados que, cuyo entramado eléctrico no solo puede sufrir un incendio por una mala refrigeración del conjunto que acumula, transmite y consume electricidad o por un cortocircuito.

El riesgo de incendio por cualesquiera que sean las causas hacen que el precio del seguro del coche eléctrico aumente.

La tecnología al servicio del usuario… y de los hackers

La conectividad del internet de las cosas permite que los coches eléctricos disfruten de funciones remotas como es la recarga selectiva y programada a través de dispositivos como los teléfonos inteligentes y también de la climatización previa a su uso o la geolocalización del mismo, sin olvidar de la posibilidad que disponen los vehículos de nuevo cuño para bloquear o desbloquear a distancia el sistema de apertura del mismo.

Este arsenal de innovaciones que tratan de mejorar la experiencia del uso del vehículo tecnológico, asociado en muchas ocasiones a los automóviles 100 por 100 eléctricos, hacen que, por su grado de conectividad, estén más expuestos que otros que no disponen de tantas bondades tecnológicas a la intromisión de agentes externos y sean más susceptibles de ser pirateados lo que supone que los seguros de los coches eléctricos sean superiores debido a que estos estén más expuestos al riesgo de ser hackeados.