Generación tras generación, año a año, normativa tras normativa, los automóviles son cada vez más eficientes en su uso de cualesquiera que sean las fuentes energéticas a las que recurran. Tanto si se trata de motores tradicionales alimentados por carburantes fósiles como si se tratan de propulsores que recurren, única y exclusivamente, a la electricidad, es posible mejorar el uso de la fuente energética adoptando una serie de rutinas al volante por lo que, nunca está demás, repasar, ampliar o conocer los mejores consejos para una conducción eficiente.

Respecto de los coches con motores térmicos, a pesar de que la pandemia ha supuesto una caída del precio de la gasolina y del diésel, es posible gastar menos dinero si sabemos ahorrar combustible conduciendo de manera inteligente. Si acudimos a la definición de inteligencia, podría ser la de dar una respuesta adecuada a un conflicto determinado.

Analizar la situación ayuda a ahorrar combustible

Por eso, el primer consejo para reducir el consumo de gasolina o diésel es ajustar la conducción al momento, a la situación, al contexto donde se halle. Esto es, no es lo mismo conducir un vehículo con un remolque hacia un destino ocioso que utilizar el mismo automóvil para un desplazamiento en ciudad.

Se tenga un coche de nuevo cuño o uno entrado en años, una de las advertencias que cualquier conductor concienciado con el uso eficiente del combustible podrá hacer es la de evitar circular en primera más allá del arranque inicial. Algunos usuarios consideran que lo mejor para calentar el motor es circular los primeros, decenas, centenares… de metros tal cual iniciaron la marcha según desaparcaron. Craso error.

Como también lo es la de mantener el vehículo encendido mientras se realiza una operación de carga o descarga puesto que, no solo se gasta carburante inútilmente, sino que se arrojan de manera innecesaria kilogramos de gases tóxicos y de efecto invernadero de manera gratuita. Si se prevé una detención a partir de un minuto es conveniente apagar el motor.

Conocer y aprender a manejar el automóvil promueve el ahorro de combustible

A tenor de esta predisposición a saber adecuar tanto las exigencias a la máquina como la actitud mostrada por quien lo comande, independientemente, el uso de marchas cortas y de llevar la aguja cerca del límite enrojecido del cuantekilómetros siempre supone mayor gasto de carburante, por eso, y aunque no es bueno circular en un régimen de giro muy bajo, siempre es conveniente conocer el punto de equilibrio entre respuesta del motor y consumo de carburante y esto suele ser una marcha más a partir de mitad del marcador.

Dependiendo del combustible y, sobre todo, del propulsor, no hay un régimen absoluto ideal en el que el motor consuma lo mínimo pero sí un rango. Se establece que para los coches de gasolina en torno a las 2.000 revoluciones y para los de gasóleo suele estar entre 1.500 y 2.000 rpm

Actualmente, con los ordenadores de abordo que marcan el consumo instantáneo es muy fácil extraer datos y una conclusión de qué punto de gas es el óptimo para mantener una velocidad constante en cada relación de la caja de cambios por eso, otro de los consejos para una conducción eficiente es atender a las informaciones que los vehículos arrojan gracias a las tecnologías incluidas.

Encontrar el equilibrio entre velocidad y régimen del motor fomentará un uso de gasolina o diésel contenido, independientemente del tipo de combustible usado. Como también lo hará contar con el análisis del entorno donde se circula.

Una actitud respetuosa al volante fomenta una mayor eficiencia energética

Como indicábamos al inicio al inicio de nuestros consejos para ahorrar gasolina, ser inteligente al volante no significa ni apurar antes de llegar a una señalización ni colarse a los que esperan sino anticipar y anticiparse el devenir del tráfico, por ejemplo, utilizando la conducción a vela cuando sea posible o atendiendo a los semáforos, intersecciones… evitar la detención y vuelta a la circulación en favor de una deceleración natural sin abusar del freno motor.

Adecuar y realizar una presión leve, suave o moderada sobre el pedal derecho y central es importante como también lo es la paciencia para conseguir la velocidad deseada y atender a las prestaciones del automóvil que se utilizar. Pisar a fondo el acelerador o el freno para conseguir mayor aceleración o decelaración suponen un gasto energético en el cómputo global del uso del vehículo que implica mayor consumo de carburante.

Aunque es cierto que el uso de bombillas de LED ha supuesto un ahorro energético considerable y que los coches híbridos, sobre todo los mild-hybrid, cuentan con generadores que aportan la electricidad generada o regenerada a este tipo de sistemas ajenos al motor, permitiendo así el ahorro del uso de combustible, en vehículos más antiguos, el uso innecesario del equipo de iluminación puede suponer mayor consumo de carburante, por ende y, atendiendo al momento de la conducción, cabe plantearse si es conveniente o no la activación de las luces.