La nueva era de la electrificación de la industria del automóvil ha permitido la incorporación de sistemas eléctricos de propulsión o de apoyo a los coches de nuevo cuño.

Desde vehículos que asumen un esquema totalmente vinculado en exclusiva a la energía eléctrica, equipando un motor eléctrico y un acumulador energético también de almacenamiento de electricidad, los vehículos eléctricos, o en inglés, EV, hasta otras soluciones intermedias, como son los vehículos híbridos, tanto los de autorrecargables, HEV, como los enchufables, PHEV, cuentan con un motor alimentado por combustibles fósiles que es apoyado o, incluso, según la situación de la conducción, relegado o apoyado por uno eléctrico. Finalmente, los coches microhíbridos, de hibridación ligera o suave, englobados bajo el concepto anglosajón mild hybrid, son automóviles que equipan también un conjunto eléctrico de apoyo al propulsor térmico pero, en ningún caso, sustituye por completo al motor tradicional.

Entonces, los coches microhíbridos son el primer escalón tecnológico dentro de la electrificación de los automóviles puesto que son las mecánicas electrificadas más sencillas y, a la vez, económicas.

Cómo es la mecánica de un coche microhíbrido

Su esquema fundamental se basa en un motor-generador eléctrico de potencia variable, los hay desde poco más de 8 kW, unos 11 CV, hasta los 60 kilovatios, unos 82 CV, y que está asociado a una batería de 12 ó 48 voltios.

El objetivo de este conjunto es el de reducir el trabajo del motor principal, alimentado por carburantes, de tal manera que, el sistema microhíbrido se encargará de, entre otros, aportar electricidad a sistemas auxiliares como el de arranque o los accesorios (alumbrado, info-entretenimiento, climatización, etc.) aquellos que, en situaciones tradicionales, supondrían un gasto adicional al del propio funcionamiento del motor mientras el vehículo está arrancado, lo cual conllevaría un aumento del consumo de combustible.

El sistema eléctrico de los coches microhíbridos, reduce el consumo de gasolina o gasóleo, ya que está disponible para ambas mecánicas, gracias a aliviar el trabajo el motor térmico.

Simplificando mucho la teoría, se podría decir que, los coches de hibridación ligera son automóviles con un motor tradicional a los que se les ha vinculado un equipo regenerador energético y una batería eléctrica con una capacidad mayor a la que la que habitualmente se ha instalado.

De esta forma, se fomenta que, mientras el motor hace su trabajo enviando la energía en exclusiva a las ruedas, el motor-generador recarga la batería eléctrica del sistema que aportará electricidad a sistemas ajenos al conjunto motriz.

En el mejor de los casos, los vehículos con sistemas de 48 voltios, pueden desconectar el motor combustible, como en situaciones de conducción a vela o por inercia y durante un periodo de tiempo establecido y concreto.

En estos segundos, el sistema eléctrico microhíbrido se encarga de actuar en una especie de modo vigía en caso de que haya que accionar, por ejemplo, el sistema de frenos o la propia activación del bloque térmico, pero nunca podrán encargarse de transmitir la energía de sus motor-generador a las ruedas ya que no está conectados mecánicamente a los ejes.

Qué ventajas tienen los coches de hibridación ligera

En términos muy genéricos, los sistemas mild hybrid consigue entre un 50 y un 60 por ciento de ventajas respecto de los híbridos pero con un coste inferior al de estos.

Entre los principales alicientes en la compra de un coche microhíbrido, habida cuenta de la reducción del consumo y, por ende, de combustible y la consecunte reducción de gases tóxicos y de efecto invernadero, como es el dióxido de carbono, este tipo de mecánicas híbridas ligeras optan por su homologación como coche con la etiqueta ECO de la Dirección General de Tráfico.